  | 
    
        
          Conversando con: 
                DIEGO FERNANDEZ 
            Uno de los mejores exponentes del montañismo nacional es sin duda  Diego Fernández. La Esfinge, Yosemite, la sur del Pariacaca, deportiva, clásica y big wall, son solo algunas de las cotidianas actividades de este montañero limeño. 
            Cuéntanos  un poco de tus inicios en lo vertical, ¿creo fue con los Scout? 
            Empecé  a escalar a los 11 o 12 años. Estaba en un grupo Scout (Miraflores 145) y ahí  había gente que escalaba, entre ellos Enrique Prochazka, que era el mayor del  grupo y quien me enseñó a escalar. Era más como un juego, al comienzo todo lo  hacía en top-rope y el centro de la escalada era Camacho, la gente se descocía  haciendo rutas en Eucaliptos o en el Microtecho. Todos los que escalaban iban  allí los fines de semana, desde bien temprano hasta las 6 o 7 de la noche.  Luego, poco a poco empecé a hacer más clásica y artificial, e ir a la Escuela y  Vichuya. Después, mucho más tarde, recién empezaría a hacer montaña, como a los  22 años.              | 
         
       
     | 
    
        
          En  su momento fuiste uno de los mejores exponentes del montañis-mo limeño y  nacional, junto a Richard y Guillermo. ¿Qué significó para ti escalar con ellos? 
Con  Guillermo hemos escalado por varios años, algo de 15 años de cordada, desde el  colegio, y nos hemos metido en varias cosas muy difíciles para nosotros en su  momento. Igual con Richard, aunque no tanto como quisiera. He tenido la suerte  de escalar con ambos, a quienes considero excelentes escaladores, y siempre ha  sido muy divertido. Todo esto ha forjado una fuerte amistad entre nosotros.  Creo que esa es una virtud de nuestro deporte: la capacidad de crear vínculos  tan sólidos. 
              Junto  a Guillermo abriste la vía más difícil hasta la fecha en la Cordillera  Pariacaca, “Perú 6mil”. Cuéntanos un poco de esa escalada.  
                Esa  escalada salió por una foto que tenía Alberto Lavarelo, si no me equivoco, y la  pared se veía aluci-nante. La tuvimos en la mira durante bastante tiempo y,  llegado el momento, fuimos a darle: entramos por Tanta hacia la cara sur del  Pariacaca sur. La línea era bastante obvia. Al comienzo hay una parte de  verglass muy parada,  
                | 
         
       
     | 
      | 
  
  
      | 
    
        
          para luego pasar a una canaleta de 70°; luego, los últimos  300 metros tenían varios pasos de mixto.  
              Faltando  unos 100 metros para la cumbre tuvimos que vivaquear, sentados sobre una  saliente de roca y a pelo, muy incómodos y con el viento golpeando de costado,  fácil fue el peor vivac que he pasado. Lo bonito es que desde ahí se veían las  luces de Tanta.  Vale decir que casi la totalidad  de la ruta la hizo el Chato de primero, dada su mayor experiencia. Fue una  escalada increíble, la bajada fue sencilla y estaba Axel Loayza esperándonos  | 
         
       
     |