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montaña nunca la tuve en mente ni mucho menos pensé en ir a escalar a Bolivia. Pero ahí estuve una vez más en otro nuevo lugar.

El 08 de diciembre por la mañana salimos con un grupo de turistas para compartir el transporte y abaratar los costos. El grupo tuvo un guía de montaña de la zona que intentarían ascender por la ruta normal del Huayna Potosí con sus clientes.

Ese día después de llegar al campo base fui a explorar con un pésimo clima. No pude hacer nada porque tuvimos una nevada en el campo base. Pero dentro de mí tuve la gran esperanza que mejoraría por lo menos un poco, mientras tanto vi un libro con las rutas que señalaban las dos rutas de la cara sur y me dije que es posible realizar algo por ahí. Fui consciente del riesgo que me podía ocasionar, porque escalar en esas condiciones es muy peligroso. En ese momento me di cuenta que un día todos dejaremos este espacio terrenal y materialista que lo único que se va con nosotros es lo que vivimos intensamente. Esa fue mi motivación para seguir esperando que el tiempo mejore.

Creo que los miedos son el factor más grande para no realizar nuestros proyectos porque muchas veces tiramos la toalla cuando nos empieza a ir mal al comienzo. Pero a mí me gusta esa parte de la vida porque veo mi capacidad de perseverancia ya que de eso se trata la vida en particular de conocernos no solo en los buenos momento si no también en los difíciles.

El día 09 amaneció nevando y empeoro el clima ese día. Salí a las 10 am con un pésimo clima al refugio del campo morrena.  Lo único que me falto fue jabón y toalla para bañarme bien, porque llegamos empapados pero felices.

 
Los piolets y casco al salir de la vía posan para representar su cima y apertura en el Huayna.
después de hablar sobre lo estricto que son allá, ni pensar en ingresar a aquel parque como incognito, porque el parque del Aconcagua está muy bien estructurado, sobre todo muy rígido con sus sanciones al “pillar” a alguien que irrumpa las normas establecidas. No es como aquí donde todos entran, guían y hacen lo que quieren como si fuese casa del vecino, creo que tenemos que seguir aprendiendo y con el tiempo esto sea diferente.

Pero mis ganas de intentar ascender por lo menos una montaña no se hizo esperar así que me fui Bolivia  y llegue a la Paz junto con la lluvia. Para variar no me quedaba mucho tiempo, si quería por lo menos escalar algo sencillo. Así que me recomendaron al señor Hugo Berrios quien fue un gran anfitrión en su tierra y colaboro mucho con mi pequeñita expedición.  Bueno  para  ser  honesto  esta
   
 
 

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