En los cincuenta y nueve números anteriores de esta revista de versión OnLine, las montañas peruanas narradas -centro principal de la revista- fueron montañas ubicadas en su totalidad dentro del territorio peruano. Esta vez será diferente y no creo que sea la última montaña fronteriza que describamos.
Narraremos una montaña cuya superficie montañosa no está del todo dentro de nuestro territorio, es más, casi los tres cuartos de la masa de la montaña a describir esta en territorio extranjero, una montaña fronteriza que comparte su cima entre el Perú y nuestro vecino país Bolivia.
En nuestro país esto no suele ser frecuente, son muy escasas las montañas que comparten frontera. Algo diferente sucede con países montañosos como Argentina, Chile y la propia Bolivia, los cuales a lo largo de su frontera se encuentran muchas montañas cuyas vertientes dan hacia uno u otro país, como por ejemplo el Ojos del Salado, techo chileno, cuya superficie montañosa es compartida con Argentina y sus cimas estan repartidas en ambos países. Lo mismo sucede con varios seis miles más entre Bolivia y Chile y Argentina y Chile.
Incluso cordilleras enteras sirven de divisorias para muchos países a modo de frontera natural, los casos más conocidos son por ejemplo la Cordillera de los Pirineos que separa Francia de España; la de los Himalaya que separa Nepal de China; o incluso pueden separar continentes como es el caso de la Cordillera del Cáucaso que separa Asia de Europa.
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