ra iniciar el camino de regreso, pero la escases de combustible y comida nos obligaron a iniciar el arriesgado descenso, empezamos la marcha a las 5 a.m. por medio de 7 rapeles (descensos controlados por cuerdas) de 60 metros, donde tuvimos que abandonar necesaria-mente equipo de montaña, muy difícil conseguir en nuestra ciudad; ya en nuestro campamento base y después de comer la ultima ración de comida con la que contábamos continuamos el descenso hasta la carretera Cusco-Quillabamba, a la altura del pueblo de Tastayoc donde un amable taxista nos recogió a pesar del desastroso aspecto que teníamos.
Llegamos a Cusco a las 6:00 p.m. con la satisfacción de haber escalado el nevado verónica y con la felicidad y el reconocimiento de nuestros compañeros del Club de Andinismo Cusco. |